

La líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, fue reconocida con el premio Nobel de Paz por sus aportes a la democracia, mientras pide intervención militar estadounidense.
A sus 58 años de edad y tras mucho tiempo de hacer oposición al gobierno chavista en Venezuela, María Corina Machado recibió el Nobel de Paz como reconocimiento a su larga lucha por la recuperación de la democracia en su país. A Machado, desde Oslo, capital de Noruega, lugar en el que se anunció que sería la ganadora, se le destacó como una de las líderes más importantes y uno de los ejemplos más extraordinarios de valentía civil en América Latina.
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Aquí es cuando empiezan a haber muchas quejas. Sí, quejas que vienen, claro, de las orillas que no están cercanas a su filiación política pero también de terceros que han visto un comportamiento no necesariamente tan positivo en la oposición venezolana. Desde la orilla opositora, a María Corina se le percibe como una suerte de heroína que, con valentía, le ha plantado cara a un gobierno dictatorial que, además de ejercer control sobre las instituciones, ha ejercido violencia contra quienes no están de acuerdo con ellos. Machado, además de todo, ha sido una figura constante que,ad portas de llegar a los 60 años, se ha mantenido en la lucha durante muchos años, primero con Hugo Chávez y luego con Nicolás Maduro. Es así como su pelea por la libertad y la paz de Venezuela, fue encontrada como un argumento suficiente para ser merecedora del reconocimiento.
La pelea por el reconocimiento a Machado radica, básicamente, en un aparte del discurso de esta líder opositora y es su deseo de intervención militar en el país. Lo anterior, claro, un aspecto no menor y que, por obvias razones, se halla en contravía de lo que significaría ser un premio Nobel de paz. Y sí, Machado, de cercana relación con los gobiernos republicanos de Estados Unidos, en varias ocasiones ha sugerido que la forma de terminar con la “dictadura” es que el ejército norteamericano ingrese a territorio venezolano. ¿Solución pacífica? A todas luces, no. ¿Alternativas para evitar el conflicto? No, no aparecen. Por todo lo anterior es que desde varias latitudes se han levantado voces en contra del reconocimiento como Nobel para Machado, un galardón del que, además, entre más pasa el tiempo, más genera suspicacias por el valor real que tiene en cuanto a paz se refiere.
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