Joaquín Sabina cerró su gira “Hola y adiós” con un concierto en Madrid que definió como el más importante de su vida. Entre lágrimas, repasó su legado y dijo adiós a los escenarios.
Joaquín Sabina dijo adiós a los escenarios con un concierto inolvidable en el Movistar Arena de Madrid. Frente a 12.000 asistentes, el cantautor de 76 años anunció que este sería “el último y el más importante” de su vida. Lo dijo con la voz quebrada y una gratitud evidente por ver cómo sus canciones crecieron junto a varias generaciones.
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La gira “Hola y adiós” reunió 71 conciertos y más de 700.000 entradas vendidas. Sabina recordó ese recorrido antes de confirmar que esta última noche ya llevaba un nombre definitivo: “adiós”.
Durante más de dos horas, Sabina recorrió temas de sus 17 álbumes. Sonaron clásicos como “Yo me bajo en Atocha”, “Princesa”, “Calle Melancolía” y “Y nos dieron las diez”. También recuperó canciones antiguas que había guardado “en el baúl de las oxidadas y semiolvidadas”, según dijo.
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Uno de los momentos más celebrados llegó cuando contó la historia detrás de “Bulevar de los sueños rotos”, compuesta tras una conversación íntima con Chavela Vargas. El público la cantó de pie, convertido en un coro gigante.
Sabina confirmó que deja los grandes escenarios, pero no su vida creativa. Su entorno insiste en que seguirá escribiendo y componiendo. El artista ya había anunciado su retiro en 2024, después de vivir varios sustos de salud y un regreso triunfal a los conciertos.
A sus 76 años, puso punto y aparte a una trayectoria marcada por la poesía callejera, el humor ácido y un canallismo que lo convirtió en referente en España y América Latina. Su despedida dejó lágrimas, ovaciones y la sensación de que su música seguirá viva mucho más allá del último vals.
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