Aunque parezca una broma, no lo es: Javier Milei, presidente argentino, protagonizó un pintoresco evento en el que dejó salir su faceta más artística.
Habría que ver con qué recursos suele hacer Javier Milei sus eventos. Y claro, esa podría ser una de las principales preguntas que se puede hacer el pueblo argentino, luego del último show del presidente: alquilar el Movistar Arena y, ante más o menos unas 15 mil personas, presentar su libro “La construcción del Milagro”. La presentación del primer mandatario debió ser toda una proeza político-artística para él; ahora, para quienes ven la realidad menos distorsionada que el polémico economista, lo que sucedió fue bastante ridículo y bochornoso para alguien que ostenta el cargo más importante en el país. Eso sí, todo sucedió en medio de un momento en el que las encuestas castigan al partido oficialista de cara a las elecciones de finales de octubre.
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Lo de Milei es increíble. No hay otra forma de definirlo. El tipo salió al escenario acompañado de algunos músicos cercanos a él y cantó canciones de rock argentino. El presidente, sin rastro alguno de talento como cantante, interpretó varios éxitos de distintos y reconocidos grupos musicales ante la supuesta euforia de un público del que no se sabía si disfrutaba genuinamente del acto o simplemente se burlaba del papelón de su presidente. Como si no fuera suficiente con Milei, Lilia Lemoine, diputada y miembro de La Libertad Avanza, acompañó a su líder y juntos cantaron “No me arrepiento de este amor”.
Aunado a lo anterior, y como no podía ser de otra manera, Milei aprovechó su multitudinario evento para atacar (como siempre) a la izquierda lanzando arengas en su contra, incluyendo además cánticos en favor de Israel. Todo fue un cóctel de incoherencia y surrealismo.
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