El retroceso de glaciares en Perú causa drenaje ácido de rocas, tiñe ríos de rojo y afecta el agua y cultivos. Las comunidades altoandinas enfrentan graves desafíos.
En los Andes peruanos, el retroceso de los glaciares ha provocado graves problemas para las comunidades locales. Dionisia Moreno, de 70 años, recuerda cuando el río Shallap ofrecía agua pura y truchas abundantes. Hoy, ese río presenta un color rojizo y no es apto para el consumo.
El río expone sus rocas ricas en pirita que al reaccionar con el agua liberan ácido sulfúrico y metales tóxicos. Este fenómeno, llamado drenaje ácido de rocas, amenaza la calidad del agua y el ecosistema local.
Según el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem), el lago Shallap, alimentado por aguas de deshielo, tiene un pH inferior a 4, lo que indica alta acidez. Aunque las autoridades han declarado no apta el agua de varios ríos, las comunidades siguen utilizándola para riego, afectando cultivos y aumentando riesgos para la salud. Iniciativas locales para mitigar el impacto, como sistemas de filtración con plantas nativas, han sido abandonadas por falta de apoyo gubernamental.
Los glaciares dejarán superficies minerales expuestas que intensificarán el problema. Las comunidades altoandinas, vulnerables por su ubicación remota y limitada influencia política, enfrentan un futuro incierto. Mientras los glaciares retroceden, las montañas que antes abastecían de agua y alimento ahora son una amenaza ambiental y un recordatorio del impacto del cambio climático.
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