
Chile enfrenta más muertes por suicidio que por homicidios. El debate electoral abre espacio para hablar de salud mental, un tema urgente y aún cargado de estigma.
La discusión sobre inseguridad domina la campaña electoral en Chile, pero el presidente Gabriel Boric recordó un dato que sacude cualquier conversación: el país registra más suicidios que homicidios. Su llamado busca abrir un espacio real para hablar de salud mental, un tema que suele quedar al margen mientras crece el miedo al delito.
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Aunque la violencia criminal ocupa titulares, las cifras muestran otra realidad. En 2024 hubo 1.984 suicidios frente a 1.207 homicidios. La diferencia refleja una tendencia sostenida desde 2018, según el Ministerio de Salud. Mientras el debate político se centra en el crimen organizado y la sensación de inseguridad, la violencia autoinfligida avanza sin la misma atención pública.
Los hombres lideran las tasas de suicidio. Especialistas explican que influyen factores como mayor acceso a armas, consumo de alcohol y resistencia a buscar ayuda. El riesgo se dispara en la vejez, sobre todo entre quienes viven aislamiento o precariedad. Las regiones del sur, como Aysén y La Araucanía, también muestran indicadores críticos.
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El país lanzó su primera campaña nacional contra el estigma y creó una línea de prevención (4141), que recibe miles de llamadas. También aumentaron las atenciones en salud mental. Aun así, muchos usuarios reportan esperas de meses para ver a un psiquiatra y organizaciones advierten que la inversión sigue por debajo de lo necesario.
El desafío es claro: hablar más, esperar menos y poner recursos donde más se necesitan. La salud mental dejó de ser un tema invisible; ahora falta tomárselo tan en serio como a la seguridad pública.
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