Teresa Magueyal Ramírez era una de las tenaces «madres buscadoras», así se conoce a las mujeres que a diario salen a recorrer parajes en los alrededores de ciudades y pueblos para buscar algún rastro de hijos o familiares cuyo paradero es desconocido.
En un país con más de 100.000 desaparecidos, Magueyal intentaba encontrar a Jose Luis Apaseo Maguyal, el hijo que salió de su casa en abril de 2020 y del que no se sabía nada desde entonces.
Vivían en San Miguel Octopan, una pequeña población a las afueras del estado de Guanajuato en México. En esa misma localidad, Teresa Magueyal fue asesinada el pasado 2 de mayo.
Según los reportes, hombres armados a bordo de una motocicleta se aproximaron a la mujer y le dispararon mientras ella iba montada en una bicicleta. Era casi mediodía cuando ocurrió el crimen, a unos cuantos pasos de una escuela.
Al informar que hay un detenido por este caso, el presidente Andrés Manuel López Obrador: «Es muy triste que a una madre que está buscando a su hijo se le asesine. Duele muchísimo».
Los defensores de derechos humanos han denunciado durante años la vulnerabilidad de las madres buscadoras, pues a menudo son blanco de las mismas bandas que están detrás de la desaparición de sus hijos.
«Hemos acudido a lugares a los que ha llegado gente armada, nos han corrido de ahí porque no quieren que se busque. En algunos lugares nos percatamos que hay gente observándonos a lo lejos y corremos riesgos», mencionaron integrantes del colectivo Una Promesa por Cumplir.
«En nuestra desesperación, como madres, como hermanas, como primas, como tías de nuestros desaparecidos, nos organizamos y vamos a hacer búsquedas independientes, a terrenos, a casas abandonadas, o adonde creemos que podemos encontrar algo o a alguien», señala la portavoz de Una Promesa por Cumplir.
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Las madres que buscan a sus seres queridos desaparecidos en América Latina son víctimas de una doble injusticia: por un lado, la desaparición de sus familiares, que implica una grave violación de los derechos humanos; y por otro, la falta de atención y protección por parte de las autoridades, lo que las deja en una situación de vulnerabilidad extrema.
Es importante tener en cuenta que muchas veces las madres son las principales impulsadoras de la búsqueda de sus seres queridos y se enfrentan a obstáculos en el proceso, como la falta de recursos, la corrupción y la impunidad.
Ante la obligación de los Estados de garantizar el acceso a la justicia y protección de los derechos humanos para todas las personas, brindar protección a estas mujeres implica reconocer el valor de su lucha y trabajo incansable por encontrar a sus seres queridos en situaciones de hostigamiento, intimidación y violencia mientras realizan su labor de búsqueda.
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