Milei y su falsa bandera de libertad
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November 8, 2025
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760 palabras. 5 minutos

La contradicción Milei: libertad sin derechos

Justino José Rodríguez Tavera

Desde que asumió el poder, Javier Milei repite una palabra como si fuera un conjuro: libertad. Pero detrás del eslogan que encierra su gobierno se esconde una concepción que prioriza los intereses del mercado sobre los derechos humanos, y la rentabilidad por encima de la dignidad. 

Su versión de la libertad no es política ni social. Es económica. Milei reivindica la “libertad negativa”, la misma que defendieron Ludwig von Mises y Friedrich Hayek: una libertad que se define por la ausencia de coacción estatal. Traducido al idioma de la gestión, significa menos Estado, menos regulación y menos derechos.

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La libertad como mercancía

El presidente argentino sostiene que los derechos sociales: educación, salud, igualdad, abortoson “gastos” y no conquistas. Lo que se vende como libertad es, en realidad, la libertad del mercado para decidir quién accede y quién queda afuera.

En nombre de esa doctrina, el Gobierno ha anunciado la revisión de políticas públicas que garantizan autonomía a las mujeres y diversidades. La ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, aprobada en 2020 tras décadas de lucha feminista, está nuevamente bajo amenaza. No por casualidad: para Milei, la libertad no incluye decidir sobre el propio cuerpo.

El mismo presidente que grita “¡Viva la libertad, carajo!” considera que las mujeres que abortan son “asesinas” y que el Estado no debe garantizarles atención médica. Esa paradoja resume su pensamiento: libertad para el capital, pero moralismo punitivo para los cuerpos que desafían el control patriarcal.

Entre el mercado y el dogma

Milei cita a Hayek como quien cita la Biblia. Pero olvida o elige olvidar más bien que Hayek justificó dictaduras como las de Pinochet o Salazar si estas garantizaban el orden económico. De ahí su peligrosidad: la libertad del mercado puede coexistir con la represión política.

El modelo se repite. La ministra Patricia Bullrich anunció el “Plan Paraná”, un operativo con Fuerzas Armadas bajo el argumento del combate al narcotráfico. Legisladores y organizaciones civiles advirtieron que se trata de una militarización encubierta, destinada a contener futuras protestas sociales.

El discurso libertario se vuelve autoritario cuando la libertad amenaza con desbordarse en las calles. La historia argentina ya conoce esa combinación: cuando se recortan derechos en nombre de la libertad, la represión no tarda en llegar.

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La libertad que excluye

Milei proclama la independencia del individuo frente al Estado, pero ignora que sin justicia social no hay autonomía posible. ¿Qué libertad tiene quien no puede acceder a la educación, al trabajo o a decidir sobre su maternidad? ¿Qué sentido tiene hablar de libertad en un país donde millones viven bajo la línea de pobreza?

La libertad sin igualdad se convierte en privilegio. Milei la reduce a una consigna que excluye a los más vulnerables y favorece a los sectores concentrados. No es un proyecto de emancipación, sino una contrarrevolución económica y cultural que busca reinstalar el viejo orden: el del poder sin límites.

La amenaza al derecho al aborto

La avanzada contra la ley de aborto es el ejemplo más claro de esa regresión. La IVE no solo garantizó derechos sanitarios; también reconoció la libertad de las mujeres a decidir sin criminalización. Pero el actual gobierno intenta reinstalar la lógica del castigo y la culpa.

El ministro de Salud, Mario Russo, ha evitado comprometerse con la continuidad de la política pública de acceso al aborto, mientras Milei insiste en su discurso “provida”. Detrás de ese término se esconde una visión que instrumentaliza la moral religiosa para restringir derechos civiles.

La libertad según Milei no reconoce cuerpos, ni contextos, ni desigualdades. Es un concepto abstracto, útil para justificar recortes, despidos y censura. Pero las mujeres argentinas ya demostraron que los derechos no se negocian. Si Milei quiere volver al pasado, encontrará un movimiento feminista dispuesto a recordarle que la verdadera libertad también se escribe con cuerpo y con memoria.

Libertad para unos pocos

En el ideario de Milei, la libertad tiene dueño. Es la libertad del capital, de los mercados, de las corporaciones. No la del pueblo que lucha por existir con dignidad. Mientras promete liberar, encadena; mientras grita libertad, avanza la censura moral.

La Argentina que aprobó el aborto legal no puede retroceder hacia un modelo de libertad que silencia y reprime. Porque si el precio de esa “libertad” es perder derechos, entonces no es libertad: es sometimiento con otro nombre.

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