James Gunn defiende que Superman siempre fue un inmigrante. La derecha lo tilda de “Superwoke”, pero la historia del héroe confirma sus raíces migrantes.
James Gunn, director de la nueva película Superman, reavivó una vieja conversación: el superhéroe más icónico de EE. UU. es, ante todo, un inmigrante. En declaraciones al Times de Londres, Gunn expresó: “Superman es la historia de Estados Unidos, un inmigrante que encarna la bondad humana”.
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Sus palabras desataron críticas, especialmente desde medios y figuras conservadoras, como Kellyanne Conway y Dean Cain. Fox News incluso etiquetó la cinta como Super Woke. Sin embargo, el público no se ha alejado: la película lidera la taquilla desde su estreno, con más de US $120 millones recaudados sólo en EE.UU.
Expertos en cómics recuerdan que la historia de Superman, un bebé enviado desde un planeta condenado y criado por una familia estadounidense, siempre ha sido la de un inmigrante. Danny Fingeroth, autor y editor de cómics, explica: “Superman es un refugiado. Sus creadores eran hijos de inmigrantes judíos que huían del antisemitismo”.
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Durante décadas, el personaje ha luchado contra la injusticia social, desde los fascistas hasta los políticos corruptos, conectando con generaciones diversas. En 2013, incluso se lanzó la campaña #SupermanIsAnImmigrant.
Para defensores como José Antonio Vargas, esta versión de Superman abre espacio para hablar sobre inmigración con quienes antes la evitaban. “No se puede politizar la verdad”, respondió a los críticos.
En un país polarizado, Superman sigue provocando algo poderoso: que millones se pregunten qué significa realmente ser estadounidense.
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