El aumento global en los precios del matcha pone a prueba su auge en redes sociales y cafeterías. Japón y China enfrentan escasez y costos de producción más altos.
El auge del matcha, té verde en polvo valorado por sus beneficios y su estética en redes sociales, enfrenta un fuerte obstáculo: el aumento de precios. En Estados Unidos, las ventas minoristas crecieron un 86% en tres años, según NIQ. Sin embargo, el mal tiempo redujo la cosecha en Japón, mientras que en China, la alta demanda y la falta de mano de obra dispararon los costos.
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Los aranceles estadounidenses agravan la situación: 37,5% para importaciones de China y 15% para las de Japón. Importadores como G.S. Haly reportan incrementos del 75% en matcha japonés de alta calidad y del 30% al 50% en calidades inferiores.
La producción de matcha en Japón es limitada por la edad avanzada de los agricultores y la reticencia a reemplazar el té verde tradicional por tencha, base del matcha. Esto abre la puerta a China, que ha mejorado su calidad y ya abastece a cadenas como Starbucks.
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Históricamente, el matcha chino se consideraba de menor nivel, usado más como saborizante que para infusiones. Hoy, su creciente demanda lo vuelve una alternativa viable, aunque los precios también suben.
Analistas advierten que la moda del matcha podría perder fuerza en redes, pero se mantendría en menús gracias a su perfil saludable: antioxidantes, l-teanina y menos cafeína que el café.
Consumidores habituales, como Melissa Lindsay en San Francisco, aseguran que no dejarán el matcha pese al encarecimiento. “No es simplemente té, es toda una experiencia”, afirma.
Para las cafeterías, el reto será mantenerlo accesible sin excluir a sus clientes más fieles.
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