
El Gobierno de Estados Unidos confirmó la incautación de un buque petrolero, supuestamente sancionado, que operaba cerca de las aguas venezolanas, en una acción que intensifica la presión de Washington sobre el presidente Nicolás Maduro y eleva la tensión diplomática entre ambos países.
El presidente Donald Trump anunció que la Guardia Costera de los Estados Unidos, con apoyo de otras agencias, interceptó un gran buque tanque que presuntamente transportaba crudo venezolano a pesar de las sanciones internacionales. Según autoridades estadounidenses, se trata de una operación inédita por su magnitud y por el uso de una orden judicial para confiscar la embarcación, identificada por algunos analistas como el superpetrolero Skipper, sancionado desde 2022 por participar en rutas de transporte de crudo de países con restricciones.
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La administración de Trump ha vinculado la medida a su campaña para frenar lo que califica de actividades ilícitas relacionadas con el régimen de Maduro, incluyendo el supuesto comercio de petróleo venezolana e iraní en violación de sanciones vigentes. Fuentes oficiales indicaron que la operación se realizó bajo una orden de decomiso federal, y que la acción podría ser parte de esfuerzos similares dirigidos a interceptar otros buques implicados en transportar crudo de forma clandestina. Desde Caracas, el Gobierno venezolano calificó la incautación como un robo descarado y anunció su intención de denunciar el hecho ante instancias internacionales, subrayando que se trata de un intento de Washington por apropiarse de recursos que, según el régimen liderado por Maduro, pertenecen al pueblo venezolano. La acción ya ha tenido impacto en los mercados petroleros, con alzas en los precios del crudo ante las expectativas de posibles disrupciones en las exportaciones de Venezuela.
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