Un año tras la alerta sanitaria, África enfrenta nuevos retos para frenar el mpox, con variantes emergentes, escasez de vacunas y déficit de financiación.
Un año después de que la Unión Africana (UA) declarara la epidemia de mpox como emergencia sanitaria, el continente enfrenta un escenario complejo. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África, se han registrado 174.597 casos sospechosos, 48.797 confirmados y 1.922 muertes.
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La variante clado Ib continúa expandiéndose, mientras que en julio se detectó en Kinsasa la clado IIb, antes exclusiva de África Occidental. Esta situación preocupa por la capacidad de vigilancia transfronteriza.
La República Democrática del Congo (RDC), Uganda, Burundi y Sierra Leona concentran el 94 % de los contagios. En la RDC, la violencia y otros brotes como cólera o dengue dificultan la atención, obligando al cierre de centros de tratamiento.
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La reducción de fondos de donantes clave, como Estados Unidos, ha limitado campañas comunitarias y de vacunación. La OMS estima que se requieren más de 220 millones de dólares para cubrir déficits.
África necesita 3,4 millones de dosis adicionales. Aunque existen reservas, la falta de financiamiento impide comprarlas. España ha donado parte de sus vacunas, pero expertos piden más apoyo internacional.
El doctor Patrick Otim, de la OMS África, advierte que la epidemia no es solo un problema regional. Casos en China, Reino Unido y Australia, vinculados a viajes, confirman su alcance global.
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