Sarah Mullally hace historia al convertirse en la primera mujer Arzobispa de Canterbury, liderando a la Iglesia Anglicana en medio de tensiones y reformas pendientes.
Por primera vez en casi cinco siglos, la Iglesia de Inglaterra eligió a una mujer como su máxima líder. Sarah Mullally, de 63 años, fue nombrada Arzobispa de Canterbury y se convierte en la clériga número 106 en ocupar este cargo.
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Mullally, quien será confirmada oficialmente en enero en la Catedral de Canterbury, destacó que asume esta responsabilidad con “paz y confianza en que Dios la guiará”. Con este nombramiento, rompe una barrera histórica en una institución marcada por tensiones internas sobre el papel de las mujeres y los derechos de las personas LGBTQ+.
Antes de su ordenación, Mullally fue la jefa de enfermería más joven en la historia de Inglaterra. Posteriormente, en 2018, hizo historia al convertirse en la primera obispa de Londres. Ahora, como líder de la Comunión Anglicana mundial, también tendrá un papel clave en debates de la Cámara de los Lores, donde se discuten cuestiones morales como la muerte asistida y la acogida de refugiados.
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El cargo permaneció vacante tras la dimisión de Justin Welby, marcada por la polémica gestión de un caso de abuso infantil. Con su llegada, se espera que la Iglesia aborde reformas profundas para recuperar la confianza pública.
Mullally se define como feminista y ha defendido la inclusión en la Iglesia. Respaldó la decisión de permitir la bendición de matrimonios entre personas del mismo sexo en 2023, aunque reconoció que la división interna sobre este tema persiste.
El arzobispado exige equilibrar tradición y modernidad en una iglesia que cuenta con 20 millones de miembros bautizados, pero con menos de un millón de feligreses activos. Su liderazgo simboliza una apertura hacia la igualdad de género, aunque aún enfrenta resistencias dentro de la institución.
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