En Gaza y otros conflictos, la inanición se usa como táctica para someter a civiles, violando el derecho internacional y dejando a millones al borde de la hambruna.
El hambre, históricamente utilizada como arma de guerra, vuelve a ser protagonista en conflictos actuales como Gaza, donde miles de civiles enfrentan desnutrición severa.
Organismos internacionales como ONU, OCHA y Save the Children alertan que más del 90% de la población sufre inseguridad alimentaria y que miles de niños corren riesgo de morir.
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Expertos aseguran que la inanición deliberada no es un daño colateral, sino una estrategia de presión y control. La Resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU prohíbe el uso del hambre como método de guerra y lo califica como crimen de guerra.
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El periodista Samer al-Za’anin relató que buscar comida implica arriesgar la vida: los residentes se empujan y luchan por bolsas de harina, mientras bombardeos y bloqueos agravan la crisis.
La historia muestra múltiples ejemplos de hambrunas provocadas, desde el Holodomor en Ucrania hasta los sitios de Sarajevo y Leningrado. Hoy, Gaza refleja un patrón similar: restricciones de ayuda, destrucción de recursos y asedios que convierten la supervivencia en una lucha diaria.
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