Mientras que para las mujeres chilenas resultó una gran noticia que el proyecto de ley ‘Tengo fe en Dios’ se retirara, respetando las tres causales en el país, para los votantes de la derecha fue una bofetada a la credibilidad de sus líderes.
Desde que se promulgó la ley N° 21.030 en 2017, se despenalizó el abortó en Chile. Aquella histórica ley reguló la despenalización en la interrupción del embarazo en casos muy específicos que respondieran, justamente, a escenarios en los que
- Peligrara la vida de la mujer
- Hubiese inviabilidad para el feto
- Y cuando el embarazo fuese producto de una violación
Algunas cifras señalan que desde que está vigente dicha normatividad, más de 6.000 mujeres en el país han podido acceder a ella, lo que quiere decir que miles de mujeres lograron, o bien salvar su vida, o bien mitigar afectaciones en sus cuerpos. Lo anterior, amparadas en una ley pensada para la mujer pero que, hace unos pocos días, pretendió ser alterada por un proyecto de ley presentado por Leónidas Romero, integrante del Partido Nacional Libertario.
Pese a que, por fortuna, el proyecto fue retirado por el propio Romero, es necesario señalar que el documento fue construido con una enorme falta de empatía por la mujer chilena. ¿Por qué? simple, su motivación principal era que se debía restructurar la causal de embarazo por violación, ya que la misma se invocaba, pero había impunidad con los violadores por falta de denuncias. ¿Se habló en el proyecto sobre la necesidad de fortalecer el sistema judicial para ofrecer un espacio más seguro en función de denunciar? No. Lo que sí se abordó en la iniciativa legislativa fue la idea de hacer acompañamiento psicológico y religioso a las mujeres víctimas, un argumento que, aunado al nombre del proyecto ‘Tengo fe en Dios’, dejó en evidencia que el único interés detrás de su presentación fue un tema religioso, el impulso del fanatismo que desconoce cifras y ciencias.
Párrafo aparte merece el diputado Leónidas Romero en toda esta situación. Romero se desmarcó del proyecto después de retirarlo, asegurando que nunca fue su deseo presentarlo. El político hizo todo esto a través de una aparición pública en una estación radial, endilgando la totalidad de la culpa a uno de los integrantes de su equipo quien, aseguró, sin su autorización fue quien tramitó la presentación del documento. Lo curioso es que, en medio del mismo espacio, Romero se mostró a favor del contenido que, se supone, no debió presentar el integrante de su equipo, generando incertidumbre sobre la veracidad de su posición ¿si estaba de acuerdo con el objetivo del proyecto, por qué lo retiró? Pareciera entonces que la respuesta a ese interrogante fuera que el diputado si conocía todo lo que se estaba haciendo pero resolvió hacerse el desentendido cuando llegaron las críticas, todo para no cargar con el peso político de presentar un ajuste de ley tan parcializado por la religión; el asunto es que sus cálculos pudieron fallar un poco ya que con todo lo vivido en este episodio lo que ha saltado a la vista es la falta de carácter, manejo y convicción en el trabajo que adelanta esta figura del Partido Nacional Libertario.
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