
Una propuesta para prohibir el aborto desde la semana 15 provocó fuerte rechazo en el Senado. La iniciativa de Lindsey Graham abrió un choque político a semanas de las elecciones.
El proyecto de ley que Lindsey Graham presentó en el Capitolio desató una tormenta política inmediata. El senador republicano buscó prohibir el aborto en todo Estados Unidos después de las quince semanas de gestación, con excepciones limitadas. Su propuesta llegó en plena recta final hacia las elecciones de mitad de mandato, y no tardó en dividir al Congreso.
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Aunque Graham defendió la iniciativa como una respuesta directa al fallo que anuló Roe vs. Wade, sus propios líderes de partido evitaron respaldarla. Señalaron que el proyecto no tiene futuro en un Congreso donde los demócratas mantienen el control de ambas cámaras. Aun así, Graham insistió en que es momento de definir una postura nacional y aseguró que el Partido Republicano debe dar esa batalla sin rodeos.
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Los demócratas reaccionaron de inmediato. Calificaron la propuesta como una advertencia clara sobre los planes del sector más conservador si gana poder en noviembre. Chuck Schumer dijo que la iniciativa muestra un contraste nítido entre los dos partidos. Patty Murray fue más directa: sostuvo que el plan busca obligar a las mujeres a continuar embarazos que no desean.
La propuesta también puso a muchos candidatos republicanos en una posición incómoda. Ahora enfrentan preguntas sobre si apoyarían una prohibición nacional cuando muchos preferían mantener el foco en economía y seguridad. Para los demócratas, el proyecto de Graham sirve como recordatorio de lo que está en juego para los derechos reproductivos.
El debate seguirá encendido mientras el país se acerca a unas elecciones en las que el control del Congreso depende de pocos votos y un clima político cada vez más polarizado.
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