Los principales candidatos en Honduras cerraron campaña entre denuncias de fraude y un clima de tensión que preocupa a la OEA, la UE y EE. UU. de cara a las elecciones del 30 de noviembre.
Los tres candidatos con mayor opción en las elecciones del 30 de noviembre terminaron sus campañas rodeados de acusaciones sobre planes de fraude. Salvador Nasralla, Nasry Asfura y Rixi Moncada compiten en un escenario muy ajustado, según las encuestas más recientes. Más de seis millones de hondureños están llamados a votar para elegir presidenta o presidente, así como renovar el Congreso y las alcaldías.
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Rixi Moncada, abanderada del partido gobernante Libre, aseguró que la disputa del domingo será entre “el modelo de la oligarquía y el modelo socialista democrático” impulsado por la presidenta Xiomara Castro. La candidata promete continuar esa línea política y señaló que sus rivales defienden intereses económicos que ya influyeron en el derrocamiento de Manuel Zelaya en 2009.
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Por su parte, Nasry Asfura pidió a sus seguidores llenar las urnas “con valor y sin miedo” y rechazó lo que llamó “ideologías fracasadas”. Salvador Nasralla denunció ataques contra una caravana de su movimiento y culpó a Libre de “actos vandálicos” y de intentar “comprar voluntades”.
Tras los cierres de campaña, un camión que transportaba simpatizantes del Partido Nacional y del Partido Liberal arrolló a motociclistas y salió de la vía en Santa Bárbara. Ocho personas murieron y unas cincuenta resultaron heridas, según la policía. El hecho elevó la tensión en un país ya polarizado.
El Consejo Nacional Electoral comenzó el traslado del material electoral bajo vigilancia militar. La comunidad internacional observa de cerca el proceso, mientras Honduras se prepara para una votación determinante el 30 de noviembre.
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